El Gobierno Vasco exige a los "actores de la guerra sucia" que reconozcan el daño causado y asuman su responsabilidad con voluntad reparadora
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El Palacio Kursaal de Donostia-San Sebastián ha acogido esta tarde el acto simbólico de reconocimiento a las víctimas de violencia por motivación política; un acto al que ha asistido una amplia representación de este colectivo, así como de diferentes personalidades del ámbito político y social. El homenaje ha contado con la participación de la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, Nerea Melgosa, y de la presidenta de la Comisión de Valoración de la Ley 12/2016, Juana Balmaseda. La periodista Maitena Salinas ha sido la encargada de conducir el acto y de moderar el coloquio con tres víctimas, que han contado sus experiencias.
Hasta el momento, el Gobierno Vasco ha reconocido la condición de víctima a 334 personas. De ellas, 187 lo fueron por el Decreto 107/2012 de Declaración y reparación de las víctimas de sufrimientos injustos como consecuencia de la vulneración de sus derechos humanos producida entre los años 1960 y 1978 en el contexto de la violencia de motivación política vivida en la Comunidad Autónoma Vasca. Las 147 restantes lo han sido en el marco de la Ley 12/2016 de Reconocimiento y reparación de víctimas de vulneraciones de derechos humanos en el contexto de la violencia de motivación política en la Comunidad Autónoma del País Vasco entre 1978 y 1999 (35 en el periodo 2020-2021; 46 en el periodo 2021-2022, y 66 en el 2022-2023).
Durante su intervención, la consejera Nerea Melgosa ha reconocido que se tardó en escuchar y actuar contra estas "graves violaciones de los derechos humanos", y se ha preguntado: "¿Qué podemos hacer?". Ella misma ha aportado la respuesta: "No es necesario que inventemos nada, está en los principios del derecho internacional en relación con las víctimas". Así ha desarrollado tres principios: derecho a la verdad, justicia y reparación.
"Saber qué pasó", ha comenzado exponiendo. "El terrorismo de extrema derecha y de los grupos parapoliciales, la guerra sucia y la tortura deben tener también su capítulo en el libro de la memoria de este país", ha referido en relación al primer principio.
Sobre la justicia, Melgosa ha sido contundente al denunciar "un manto de silencio e impunidad" en la vulneración de los derechos humanos y las víctimas de la violencia de motivación política. "Autocrítica sincera, reconocimiento del daño causado, asunción de su responsabilidad y voluntad reparadora es lo que, con la misma firmeza, exigimos hoy al Estado y a los actores responsables de la guerra sucia, la tortura y toda expresión de terrorismo", ha declarado.
En cuanto al tercer principio, la consejera ha citado la reparación como "el pilar de nuestra acción políticas en relación a las víctimas". Melgosa ha aprovechado el momento en el que hablaba de la labor de escucha para poner en valor el trabajo de la Comisión de Valoración "por su profesionalidad, por su rigor y por su humanidad".
Nerea Melgosa ha dirigido unas palabras directamente al colectivo de víctimas: "Que se sepa la verdad, que se haga justicia, que se ponga fin a la impunidad, que se reconozca oficial y socialmente la vulneración de los derechos de la que fuisteis objeto, para que vuestras heridas puedan ir cicatrizando y para que nunca más vuelva a suceder".
Para finalizar su intervención, la consejera de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, entre cuyas competencias están las políticas de Derechos Humanos del Gobierno Vasco, ha hablado de superar las etiquetas y la consideración de las víctimas "en función del agente perpetrador", y ha concluido definiendo el "país que queremos": "Un país que no tiene miedo a proclamar que toda violación de derechos humanos fue y es radicalmente injusta".
Testimonios
El acto del Palacio Kursaal ha supuesto el reconocimiento simbólico a todas las personas víctimas de la violencia por motivación política entre los años setenta, ochenta y noventa.
En el transcurso del mismo se ha podido escuchar la voz de tres de estas personas: Lisardo Calo, víctima con 17 años de un disparo de la Guardia Civil durante unos altercados acontecidos en Donostia en 1979 mientras intentaba regresar a su casa; Luis María Ralla Arruti, víctima a los 20 años de detención y torturas en 1972; y Olatz Etxabe, hija de Iñaki Etxabe, asesinado a tiros en el bar que regentaba en el Alto de Kanpazar en 1975.
Asimismo, las actrices Nerea Gorriti y Dorleta Urretabizkaia han puesto voz a los testimonios de Pili Zabala y Axun Lasa, y han recitado varias poesías.
La música ha corrido a cargo de Iñaki Salvador y María Berasarte, mientras que las piezas de danza han sido interpretadas por la compañía Kukai.