'Los conflictos son consustanciales a las relaciones. Lo que sí está en nuestra mano es prevenir su escalada, no aumentar la tensión con nuestras actuaciones o con nuestras palabras'
Resumen autogenerado por OpenAI
Audios generados (reproducción automática)
Los audios se reproducen de forma automática uno detrás de otro. Haz clic en el icono para descargar el audio o aumentar/disminuir la velocidad de reproducción.
Debido al tamaño del artículo, la generación del audio puede tardar unos segundos y es posible que se generen varios audios para un mismo artículo.
Entrevista con Sara González Muro profesora del curso 'Resolución de conflictos y negociación en la intervención socioeducativa con personas jóvenes'
La realidad es que todas las personas tenemos más o menos conflictos en nuestro día a día, y lo importante es cómo los gestionamos y qué podemos hacer para aprender de ellos. Ahí radica lo positivo del conflicto, que nos da la oportunidad de conocernos más, conocer mejor a las otras personas y poder así mejorar. Solemos tener conflicto, tensión, discrepancias... con la persona que es diferente a uno/a mismo/a. El/la otro/a, como diferente, nos cuestiona a la vez que enriquece nuestra vida.
No podemos evitarlo, los conflictos son consustanciales a las relaciones. Lo que sí está en nuestra mano es prevenir su escalada, no aumentar la tensión con nuestras actuaciones o con nuestras palabras. Esto es clave en la actuación con personas jóvenes y necesitamos estar formados/as, ser conscientes de cómo interactuamos ante situaciones de tensión. Debemos conocer estrategias y procesos que nos permitan entendernos y comunicarnos de una manera eficaz y pacífica.
Es por esto por lo que la resolución de conflictos hoy en día cobra todavía más importancia, si cabe. Vivimos en una sociedad muy diversa y una convivencia positiva (en casa, en el trabajo, en el entorno social y político) pasa por podernos escuchar y hablar con respeto para así entendernos, empatizar los/as unos/as con los/as otros/as, comprender la postura o visión de la otra persona, aunque eso no conlleve estar de acuerdo con ella.
Conflictuamos con la otra persona porque sentimos, pensamos o actuamos de manera diferente. Y aunque parezca una obviedad, no vamos a sentir, pensar o actuar igual que la otra persona nunca. Estamos abocados/as a explicarnos, a hacernos entender y a preguntar al otro/a para comprender. En la polarización no hay nada de esto, sólo hay blancos y negros, no hay grises, y me temo que la vida está llena de grises, una gama amplísima de grises. La buena noticia es que en la gama de colores que va del blanco al negro, seguro que en alguno estamos de acuerdo.
Sin duda, siempre que a ambas partes les interese y quieran vivir con menos tensión, más tranquilos/as. El acuerdo será más o menos satisfactorio, eso dependerá de la compatibilidad de los verdaderos intereses de ambas personas y de su capacidad de negociación (capacidad de escucha y de expresar necesidades). Habitualmente, cuando trabajamos con jóvenes, una de las partes en conflicto tiene dificultad para expresar lo que siente, piensa, necesita... de la manera más adecuada. Por ello es muy útil incorporar estas herramientas (la escucha activa, los mensajes asertivos...) en el día a día para facilitar la comunicación, evitar la escalada del conflicto y promover acuerdos.
Sobre ello se trabaja en este taller, sobre las habilidades para manejar los conflictos propios y los ajenos de la manera más eficaz y pacífica posible. Se trabajarán primero conceptos y dinámicas que siempre aparecen en situaciones de conflicto, para luego practicar habilidades de comunicación eficaz, negociación y mediación aplicadas a situaciones de intervención socioeducativa con personas jóvenes.
¡Sí! La metodología es práctica y dinámica, es la mejor manera de ver nuestras dificultades y mejorarlas, y también de ver nuestras fortalezas y potenciarlas. Además, de esta manera el taller se hace más ameno y es aplicable desde el primer momento.
