28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo
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28/04/2025 28 de abril, Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo
Cada 28 de abril se conmemora el Día Mundial de la Seguridad y la Salud en el Trabajo, una fecha clave para reflexionar sobre las obligaciones empresariales de garantizar entornos laborales seguros y saludables a todas las personas trabajadoras.
Integrar la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales significa reconocer cómo las condiciones de trabajo afectan de manera diferenciada a mujeres y hombres, y adoptar medidas específicas para eliminar las desigualdades existentes. Esta integración implica identificar los riesgos específicos a los que están expuestas las personas trabajadoras en función de su sector laboral, ya que las mujeres suelen estar concentradas en áreas como la sanidad, la educación o el trabajo doméstico, donde predominan riesgos psicosociales y ergonómicos, mientras que los hombres trabajan en sectores como la construcción, la industria o el transporte, donde los riesgos físicos y de accidentalidad son más comunes. Además, dentro de un mismo sector, los hombres suelen ocupar puestos con menor exposición directa a riesgos físicos, mientras que las mujeres tienden a asumir trabajos que conllevan más sobrecarga postural o movimientos repetitivos, mayor carga emocional o precariedad. Esta doble segregación, horizontal y vertical, amplifica las desigualdades en la exposición a riesgos y en la protección de la seguridad y salud laboral.
Además, la integración de la perspectiva de género requiere adaptar las evaluaciones de riesgos y las medidas preventivas a las necesidades reales de todas las personas trabajadoras, teniendo en cuenta que, históricamente, la prevención de riesgos ha considerado al "trabajador estándar" como un hombre, lo que ha llevado a la invisibilización de los riesgos que afectan, específicamente, a las mujeres. En este contexto, es crucial no solo abordar los riesgos físicos evidentes, sino también, de manera específica, los factores psicosociales y ergonómicos, que afectan de manera diferenciada a mujeres y hombres. Las mujeres, por ejemplo, pueden estar más expuestas al estrés emocional debido a la doble carga, tanto en responsabilidades laborales como de cuidados, lo que demanda medidas preventivas específicas.
Una de las consecuencias más graves de no integrar la perspectiva de género en la prevención de riesgos laborales es la invisibilización de enfermedades profesionales que afectan mayoritariamente a las mujeres. Lesiones musculoesqueléticas derivadas de movimientos repetitivos, estrés crónico por sobrecarga emocional, y dolencias derivadas de largas jornadas en pie o tareas no reconocidas como de riesgo, son solo algunos ejemplos de problemáticas que no siempre se contemplan en los sistemas tradicionales de prevención. A ello se suma el hecho de que muchas evaluaciones de riesgos siguen sin tener en cuenta las diferencias físicas y psicosociales entre mujeres y hombres, lo que se traduce en equipos de protección individual mal ajustados, mobiliario poco adaptado y protocolos que no abordan riesgos como el acoso o la violencia laboral, especialmente frecuentes en sectores feminizados.
La jornada organizada por el Instituto Nacional de la Seguridad y Salud en el Trabajo (INSST), el pasado 6 de marzo de 2025, bajo el título Integración de la perspectiva de Género en seguridad y salud en el trabajo , ha profundizado en los desafíos que aún persisten en este ámbito. Expertas nacionales e internacionales reivindicaron cómo el enfoque tradicional de la prevención ha ignorado las necesidades y condiciones específicas de las mujeres trabajadoras.
En su intervención, Aitana Garí Pérez, directora del INSST, alertó sobre la urgencia de revisar las políticas preventivas para hacerlas inclusivas. "La prevención de riesgos laborales se ha diseñado desde un enfoque supuestamente neutral, que en realidad ha sido sesgado", afirmó, señalando que las mujeres están más expuestas a riesgos musculoesqueléticos y psicosociales, como la inseguridad laboral y las altas exigencias emocionales, que continúan siendo poco atendidas. Además, Garí subrayó la necesidad de incorporar riesgos específicos como la violencia, el acoso sexual y la discriminación por razón de sexo en los planes preventivos. Así mismo se refirió a los trabajos de cuidado manteniendo que "aunque son esenciales para la vida, siguen siendo precarios, mal remunerados y con peores condiciones laborales", señaló, refiriéndose a cómo la división sexual del trabajo penaliza especialmente a las mujeres, confinándolas a sectores invisibilizados y desvalorizados.
Karen Messing, profesora emérita de la Universidad de Quebec, centró su intervención en las limitaciones del enfoque clásico de la salud laboral. Pionera en el estudio del impacto del género en el trabajo, Messing recordó que "el sexo y el género no son exactamente lo mismo, pero ambos son muy importantes desde el punto de vista de la salud en el trabajo". La experta criticó que la organización del trabajo ha sido pensada "para trabajadores sin otras responsabilidades", ignorando que las mujeres, en su mayoría, asumen las responsabilidades domésticas y de cuidados. Esta estructura crea una "interfaz injusta entre el trabajo y la vida privada", que perjudica la salud física y emocional de las trabajadoras.
Por su parte, Ana María González Maza, en representación de la Plataforma por un Empleo de Hogar y Cuidados con Plenos Derechos, presentó el Informe sobre "Salud Laboral en el Empleo de Hogar y Cuidados 2024", que recoge los testimonios de 399 mujeres de 16 comunidades autónomas. González Maza subrayó que "el empleo de hogar y cuidados es el paradigma de la discriminación y la precariedad". El informe revela que el 83% de las trabajadoras ha sufrido consecuencias en su salud debido a su trabajo y el 77% consume medicamentos relacionados con el estrés físico o emocional. Además, destacó que el 70% de estas trabajadoras son mujeres extranjeras y el 25% se encuentra en situación administrativa irregular. La falta de contratos y altas en la Seguridad Social es alarmante, con un 36% de las trabajadoras en esta situación. También resaltó la violencia que sufren las trabajadoras, incluyendo agresiones sexuales, especialmente en aquellos casos donde no existe contrato formal. González Maza insistió en la urgencia de "constatar, evidenciar y transmitir estas realidades", ya que el informe es una herramienta clave para la denuncia y la acción institucional.
La jornada del INSST y las intervenciones de las expertas pusieron de manifiesto que la integración de la perspectiva de género no es una opción, sino una necesidad para garantizar una verdadera protección de la seguridad y salud en el trabajo de todas las personas trabajadoras. Las políticas públicas y las empresas deben ser firmes y cumplir sus obligaciones abordando las desigualdades estructurales que afectan, específicamente, a las mujeres trabajadoras, adaptando sus sistemas de prevención para ser integradores y efectivos.
Desde 2003, la Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo ha impulsado la incorporación de la perspectiva de género en la legislación comunitaria. En España, la Estrategia Española de Seguridad y Salud en el Trabajo 2023-2027, refuerza la inclusión del enfoque de género, subrayando que las políticas preventivas deben garantizar que todas las personas trabajadoras, independientemente de su género, tengan una protección adecuada. Además, el Real Decreto 901/2020, exige el análisis de las medidas de prevención de riesgos laborales con perspectiva de género en el diagnóstico de los planes de igualdad en empresas con 50 o más personas trabajadoras. Además, todas las empresas deben incluir, en la valoración de riesgos de los diferentes puestos de trabajo ocupados por trabajadoras, la violencia sexual entre los riesgos laborales concurrentes, debiendo formar e informar de ello a sus trabajadoras, conforme a la lo regulado en la LO 10/2022.
Para más información pueden acceder a la web del INSST donde pueden consultar un apartado específico de Género INSST , con documentación relevante sobre la integración de la perspectiva de género en la actividad preventiva. Así mismo tienen disponible el Centro de Documentación de la web Igualdad en la Empresa del Instituto de las Mujeres.