Neurotecnología y neurodatos: ¿cuál es su potencial?
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Imagina una máquina que pueda saber si estás feliz, preocupado o a punto de tomar una decisión, incluso antes de que tú lo sepas con claridad. Aunque suena a ciencia ficción, ese futuro ya está empezando a tomar forma. Gracias a los avances en neurociencia y tecnología, hoy podemos registrar, analizar e incluso predecir ciertos patrones de actividad cerebral. A los datos que se generan a partir de estos registros se les conoce como neurodatos.
En este artículo vamos a explicar este concepto, así como potenciales casos de uso, tomando como base el informe "TechDispatch sobre Neurodatos", de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).
¿Qué son los neurodatos y cómo se recolectan?
El término neurodatos se refiere a los datos que se recopilan directamente del cerebro y el sistema nervioso, mediante tecnologías como la electroencefalografía (EEG), la resonancia magnética funcional (fMRI), los implantes neuronales o incluso interfaces cerebro-computadora. En este sentido, su captación se ve impulsada por las neurotecnologías.
De acuerdo con la OCDE, las neurotecnologías se identifican con "dispositivos y procedimientos que se utilizan para acceder, investigar, evaluar, manipular y emular la estructura y función de los sistemas neuronales". Las neurotecnologías pueden ser invasivas (si requieren interfaces cerebro-ordenador que se implanten quirúrgicamente en el cerebro) o no invasivas, con interfaces que se colocan fuera del cuerpo (como gafas o diademas).
Asimismo, existen dos formas habituales de recopilar los datos:
- Recolección pasiva, donde los datos se captan de manera habitual sin que el sujeto tenga que realizar ninguna actividad específica.
- Recolección activa, donde se recogen datos mientras los usuarios realizan una actividad concreta. Por ejemplo, pensar explícitamente en algo, responder preguntas, realizar tareas físicas o recibir determinados estímulos.
Posibles casos de uso
Una vez se han recolectado los datos en bruto, se procede a su almacenamiento y tratamiento. El tratamiento variará según la finalidad y el uso que se quiera dar a los neurodatos.

Estas imágenes pertenecen a Datos.gob.es
Figura 1. Estructura común para entender el tratamiento de neurodatos en diferentes casos de uso. Fuente: Informe "TechDispatch sobre Neurodatos", de la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD).
Como se puede ver en la imagen anterior, la Agencia Española de Protección de datos ha identificado 3 posibles finalidades:
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Tratamiento de neurodatos para adquirir conocimiento directo y/o realizar predicciones.
Los neurodatos permiten descubrir patrones que decodifican la actividad cerebral en diversos sectores, como, por ejemplo:
- Salud: los neurodatos facilitan la investigación sobre el funcionamiento del cerebro y el sistema nervioso, lo que permite detectar signos de enfermedades neurológicas o mentales, realizar diagnósticos tempranos y predecir su comportamiento. Esto facilita el tratamiento personalizado desde etapas muy tempranas. Su impacto puede ser notable, por ejemplo, en la lucha contra el Alzheimer, la epilepsia o la depresión.
- Educación: a través de los estímulos cerebrales se puede analizar el rendimiento y los resultados del aprendizaje de los estudiantes. Por ejemplo, se puede medir la atención o el esfuerzo cognitivo del alumnado. Al cruzar estos datos con otros aspectos internos (como las preferencias del alumno) y externos (como las condiciones del aula o la metodología de enseñanza), se pueden tomar decisiones dirigidas a adaptar el ritmo de enseñanza.
- Marketing, economía y ocio: se puede analizar la respuesta cerebral ante ciertos estímulos para mejorar productos de ocio o campañas publicitarias. El objetivo es conocer las motivaciones y preferencias que impactan en la toma de decisiones. También se pueden utilizar en el ámbito laboral, para realizar un seguimiento de los empleados, conocer sus habilidades o determinar cómo funcionan ante la presión.
- Seguridad y vigilancia: los neurodatos se pueden usar para monitorizar factores que afectan a conductores o pilotos, como la somnolencia o la falta de atención, y así prevenir accidentes.
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Tratamiento de neurodatos para controlar aplicaciones o dispositivos.
Al igual que en el estadio anterior, supone la recolección y análisis de información para la toma de decisiones, pero conlleva además una operación adicional: la generación de acciones a través de los impulsos mentales. Veamos varios ejemplos:
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Ayudas ortopédicas o protésicas, implantes médicos o vida asistida por el entorno: gracias a tecnologías como las interfaces cerebro-computadora, es posible diseñar prótesis que respondan a la intención del usuario mediante la actividad cerebral. Además, los neurodatos pueden integrarse con sistemas inteligentes del hogar para anticipar necesidades, ajustar el entorno a los estados emocionales o cognitivos del usuario, e incluso emitir alertas ante signos tempranos de deterioro neurológico. Esto puede suponer una mejora de la autonomía de los pacientes y de su calidad de vida.
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Robótica: se pueden interpretar las señales neuronales del usuario para controlar maquinaria, dispositivos de precisión o aplicaciones sin necesidad de utilizar las manos. Esto permite, por ejemplo, que una persona pueda manejar un brazo robótico o una herramienta quirúrgica simplemente con su pensamiento, lo cual es especialmente valioso en entornos donde se requiere precisión extrema o cuando el operador tiene movilidad reducida.
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Videojuegos, realidad virtual y metaverso: dado que los neurodatos permiten controlar dispositivos de software, se pueden desarrollar interfaces cerebro-computadora que hagan posible manejar personajes o realizar acciones dentro de un juego, únicamente con la mente, sin necesidad de mandos físicos. Esto no solo incrementa la inmersión del jugador, sino que abre la puerta a experiencias más inclusivas y personalizadas.
- Defensa: los soldados pueden operar sistemas de armas, vehículos no tripulados, drones o robots de desactivación de explosivos en remoto, aumentando la seguridad personal y la eficiencia operativa en situaciones críticas.
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Tratamiento de neurodatos para la estimulación o modulación del sujeto, logrando un neurofeedback.
En este caso, las señales del cerebro (salidas) se utilizan para generar nuevas señales que retroalimentan al cerebro (como entradas), lo que supone el control de las ondas cerebrales. Es el campo más complejo desde el punto de vista ético, ya que podrían generarse acciones de las que no es consciente el usuario. Algunos ejemplos son:
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Psicología: los neurodatos tienen potencial para cambiar la forma en que el cerebro responde a ciertos estímulos. Se pueden utilizar, por tanto, como método de terapia para tratar el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad), la ansiedad, la depresión, la epilepsia, el trastorno del espectro autista, el insomnio o la drogadicción, entre otros.
- Neuromejora: también se pueden utilizar para mejorar las capacidades cognitivas y afectivas en personas sanas. A través del análisis y estimulación personalizada de la actividad cerebral, es posible optimizar funciones como la memoria, la concentración, la toma de decisiones o la gestión emocional.
Retos éticos del uso de los neurodatos
Como hemos visto, aunque el potencial de los neurodatos es enorme, también plantea grandes retos éticos y legales. A diferencia de otros tipos de datos, los neurodatos pueden revelar aspectos profundamente íntimos de una persona, como sus deseos, emociones, miedos o intenciones. Esto abre la puerta a posibles usos indebidos, como la manipulación, la vigilancia encubierta o la discriminación basada en características neuronales. Además, se pueden recopilar en remoto y actuar sobre ellos sin que el sujeto sea consciente de la manipulación.
Esto ha generado un debate sobre la necesidad de nuevos derechos, como los neuroderechos, que buscan proteger la privacidad mental, la identidad personal y la libertad cognitiva. Desde diversas organizaciones internacionales, incluida la Unión Europea, se están tomando medidas para enfrentar estos desafíos y avanzar en la creación de marcos regulatorios y éticos que protejan los derechos fundamentales en el uso de tecnologías neurotecnológicas. Próximamente publicaremos un artículo que profundizará en estos aspectos.
En conclusión, los neurodatos suponen un avance muy prometedor, pero no exento de desafíos. Su capacidad para transformar sectores como la salud, la educación o la robótica es innegable, pero también lo son los desafíos éticos y legales que plantea su uso. A medida que avanzamos hacia un futuro donde mente y máquina están cada vez más conectadas, resulta crucial establecer marcos de regulación que garanticen la protección de los derechos humanos, en especial la privacidad mental y la autonomía individual. De esta forma podremos aprovechar todo el potencial de los neurodatos de manera justa, segura y responsable, en beneficio de toda la sociedad.