El Col·legi Oficial d'Arquitectes de les Illes Balears edita con la colaboración del IDI un manual con propuestas para regular el paisaje urbano en los municipios
El Col·legi Oficial d'Arquitectes de les Illes Balears (COAIB) ha editado, con la colaboración del Instituto de Innovación Empresarial de las Illes Balears (IDI), el Manual de bones pràctiques per a la redacció d'una ordenança reguladora del paisatge urbà, obra que recoge toda una serie de propuestas que van dirigidas a los técnicos municipales de los ayuntamientos de las Illes Balears para mantener la identidad y los valores más significativos de cada lugar. El vicepresidente y conseller de Transición Económica, Sectores Productivos y Memoria Democrática, Juan Pedro Yllanes, y el decano del COAIB, Bernat Nadal, han presentado esta mañana la publicación junto con el arquitecto técnico y autor del Manual, Xisco Ramis. También ha asistido la directora gerente del IDI, Mariona Luis.
El objeto de este documento es establecer unas pautas que puedan servir en los diferentes municipios a la hora de redactar una ordenanza reguladora del paisaje urbano. Por eso, el manual establece consejos y recomendaciones en cada uno de los apartados.
El decano del COAIB, Bernat Nadal, ha asegurado que «como especialistas en la materia, la ciudad, y siendo conscientes de la importancia y la incidencia del paisaje urbano sobre la calidad de vida de sus habitantes, hemos decidido dar un paso adelante y avanzar en la concienciación de la necesidad de regular los elementos que lo conforman, en un intento de hacerlo más amable y adecuado en una decidida apuesta por mejorarlo».
Las instituciones públicas, empezando por los municipios, tienen la responsabilidad de definir las reglas de juego necesarias para garantizar la correcta conservación y mejora del paisaje urbano. En este sentido, el conseller Yllanes ha explicado que «es necesario que los ayuntamientos regulen, a través de una ordenanza específica, todas las actuaciones que afecten al paisaje urbano, como las que se producen en los elementos de la edificación visibles desde el espacio público, las que afectan el ámbito de la publicidad y la identificación, las que tienen que ver con la ocupación del espacio público, etc.».
Por su parte, Xisco Ramis, arquitecto técnico del COAIB y autor del libro, ha reforzado la idea de que «los consistorios tienen que ejercer un papel fundamental, conciliando el derecho colectivo de disfrutar de un paisaje urbano de calidad y los intereses económicos, estéticos y funcionales que puedan tener los habitantes del municipio».
Actualmente, la mayoría de municipios no cuentan con una regulación clara sobre el paisaje urbano. Si bien es verdad que en algunos municipios podemos encontrar regulaciones parciales estas, como consecuencia de la falta de visión global de la normativa, no acaban de generar un paisaje urbano confortable.
Debido a esta carencia de regulación, nos encontramos espacios urbanos que se van degradando por culpa de las múltiples y heterogéneas actuaciones que hacen los particulares, que no tienen en cuenta los efectos que esto provoca en la percepción del conjunto del espacio público.
Por este motivo, podemos afirmar que el paisaje urbano está en alteración constante, y es por eso que es necesario establecer unas normas que controlen la potencia transformadora de la sociedad actual y que permitan mantener la identidad y los valores más significativos de cada lugar. Sin embargo, cada ayuntamiento tiene que adaptar la regulación paisajística a las características particulares de cada lugar y ajustar las pautas que aquí se proponen. En todo caso, se tiene que priorizar la protección de los edificios o conjuntos patrimoniales, los establecimientos emblemáticos y todos los elementos que forman parte del paisaje urbano y que tienen un valor histórico, identitario, artesanal o de arraigo en el municipio.
